miércoles, 17 de enero de 2007

¡Tampoco!




Ayer percibí en mi hija pequeña, de dos años y medio, un notable avance en el aprendizaje del lenguaje. Hasta ahora, nuestros diálogos en ciertas situaciones era más o menos así:

Papá, quiero ése (señalando un grupo de objetos, normalmente muñecos)
¿Éste? (cogiendo yo uno de ellos)
No
¿Éste? (cogiendo otro)
No
¿Éste?
No
¿Éste?
Sí.

Bueno, pues ahora el diálogo ha cambiado. Observen la diferencia:

Papá, quiero ése
¿Éste?
No
¿Éste?
TAMPOCO
¿Éste?
TAMPOCO
¿Éste?
Sí.

Puede parecer algo muy simple, pero a mí me pareció sorprendente. Desde luego nadie se lo ha enseñado. ¿Cómo puede deducir su pequeño cerebro cuál es el correcto uso de “tampoco” con lo fácil que resulta decir siempre “no”?

El mecanismo subyacente a su joven gramática sería el siguiente:

Cuando niego algo varias veces, si ya he utilizado el “no” la primera vez lo correcto es sustituirlo en la siguiente por “tampoco”.

Vaya tela para una niña de dos años, ¿no?

Resulta evidente que el aprendizaje y desarrollo del lenguaje en un niño no se basa tanto en este tipo de deducciones más propias de adultos o casi de profesores de lengua, sino más bien en la pura y simple repetición de estructuras gramaticales en determinados contextos.

Aun así, me pregunto en cuántas ocasiones mi hija se habrá encontrado antes en contextos parecidos en los que haya escuchado por parte de quienes la rodeamos la utilización del adverbio “tampoco” como para llegar a asimilar su uso con tanta facilidad. Seguro que en muy pocas.

Ello me llevó a reflexionar una vez más sobre lo que hay de magia y misterio en el aprendizaje del lenguaje, y he decidido empezar este nuevo blog. En el trataré de significar y analizar algunos de los más notables y sorprendentes avances en el aprendizaje del lenguaje que observe en adelante en mi hija, aprovechando que tengo en casa y al alcance material de primera mano.

Agradeceré que haya sorprendidos padres que aporten sus experiencia en los comentarios.

Estilografic.art

1 comentario:

chüpetina dijo...

efectivamente, aprehender (que no aprender en este caso) el lenguaje no es nada sencillo. empezamos desde que nacemos (sí, sí, sorpréndete, pero cuando un niño nace, ya es capaz de distinguir la entonación de su idioma de la de otros), y dicen que terminamos en la adolescencia, pero no es seguro.

hay muchos estudios científicos sobre la adquisición del lenguaje, y continúa habiendo. si te interesa, hay muchos libros que hablan de ello.

de todas maneras, harías un favor al mundo si siguieras observando a tu hija así, hay pocos estudios longitudinales (es decir, que observen a la misma persona durante mucho tiempo).

besos babosos :)

este blog promete!