lunes, 12 de febrero de 2007

Se llama "amaillo"


No se puede decir que le haya resultado fácil a Alicia aprenderse los colores, no al menos si se compara con lo sencillo que ha sido, por ejemplo, el aprendizaje de los nombres de los objetos que tiene dibujados en su plato del puré (coche, tren, avión, incluso “licótero”) o los de los personajes de sus películas favoritas (Piecito, Elmo, Epi, Pinocho, et.). Por mucho que se los repetíamos utilizando objetos del color en cuestión, la tarea ha sido difícil. ¿Qué tienen entonces de especial los colores?

En el proceso de aprendizaje, lo más fácil para el niño es identificar las palabras con el objeto al que hacen referencia. Esto es muy evidente en el caso de los sustantivos, pero es que cuando hablamos de colores estamos tratando con adjetivos. Se los queremos enseñar como si fueran sustantivos, pero en realidad no lo son.

Si yo le enseño a Alicia una pelota amarilla y le digo “amarillo”, ella, muy lógica, va y me corrige: “no, se llama pelotita”. Para salvar esta dificultad, nosotros hemos procurado hacer muy clara la pregunta al enseñarle el objeto: “¿de qué color es?”, y repetirle a continuación “éste es amarillo”, “éste es azul”, etc. Pero me temo que el lío ya estaba montado.

Ahora, por fin, se ha aprendido más o menos los colores (amaillo, ajú, rosa, verde, gojo, etc.), pero cuando nos enseña el objeto en cuestión para demostrarnos sus habilidades lo que nos dice, bien clarito, es que “se llama amaillo”.

Estilografic.art

3 comentarios:

Peorparaelsol dijo...

Me parece muy buena idea lo de tu blog. Hace ya unos cuantos años el psicologo Jean Piaget realizó una similar observación longitudinal con sus tres hijos y lo plasmó todo en su libro, "El nacimiento de la inteligencia en el niño" está muy bien dicho libro, te explica cada etapa del desarrollo etc. Por si te interesa y no lo conoces. Buenas noches!!

estilografic.blog dijo...

Muchas gracias por tu comentario y por tu sugerencia. La seguiré.

Saludos.

Anónimo dijo...

Este blog es la caña!!!!!!! Pena que exista cada vez menos en los padres (ya sean adultos o jóvenes) ese espíritu por experimentar, compartir y sumergirse en el aprendizaje y evolución de sus hijos. Es mejor ponerle frente al televisor y olvidarse de ellos.

Este blog debería ser de lectura obligatoria para más de uno. El problema jajaja, es que no sólo los niños de dos años no tienen claro su propio yo y no sólo ellos no saben que la frese "lo estoy pisando" incluye un gerundio...

Enhorabuena, tus palabras demuestran tu capacidad de ilusión, tu paciencia, tus gana de enseñar... y aprender de tus hijos. Tienen mucha suerte.

La verdad es que te envidio. Me encantaría saber qué se siente cuando uno tiene y desarrolla su espíritu paternal, supongo que se trata de una experiencia indescriptible. Yo no lo tengo. En fin, que los niños se lo pasan muy bien conmigo... pero un rato, no tengo paciencia. La verdad es que, por el momento, no entra tener bebés en mi futuro proyecto de vida. Pero bueno, esta vida tiene tantas opciones como uno desee, ¿no?

Un besazo, y ¡ánimo!
Garbiñe